jueves 14 de mayo de 2009

EL COBRE: ¿una puerta a otra dimensión?



Investigación efectuada por José Antonio Caravaca

"Luis" militar de reserva, Situó la fecha del espectacular encuentro en el verano de los años 1965 a 1968. Nuestro testigo, oficial en activo por entonces, se encontraba en compañía de dos conocidos, también militares, en el cerro del Rayo (monte próximo a la barriada El Cobre) disfrutando de una placida tarde de verano.

Caminando por los alrededores, los testigos se percataron de pronto, de la presencia de un extraño artefacto luminoso en el cielo que aterrizó vertiginosamente a unos 200 metros de su posición. El objeto apareció de repente, tomando suelo en el único lugar donde había una zona despoblada de árboles y rocas, precisamente en la misma cúspide del cerro.

En un principio debido a la fuerte luminosidad del OVNI, producida por varias luces de colores, los testigos no conseguían ver claramente la forma de éste. Una vez que tomó tierra, el objeto se fue haciendo más nítido y "Luis" pudo apreciar perfectamente su contorno. El OVNI era muy raro, pues estaba compuesto por dos partes diferentes, separadas entre sí por varias esferas luminosas.

Se “apoyaba” en el suelo a través de tres "tubos" de luz. En la parte superior se hallaba la "cabina de mando", formada por una cúpula achatada rodeada de una serie de ventanas rectangulares que casi delimitaba su periferia por la parte inferior. Y por otro lado, tenía un grueso aro donde supuestamente (según siempre afirmaciones de "Luis") se encontraba el sistema de propulsión del objeto. Separando ambas partes habían como hemos descrito anteriormente, unas seis bolas de luz aproximadamente, suspendidas en el aire, que despedían luminosidad de varios colores llamativos.

"Luis" ayudado por una pequeña e ingeniosa maqueta que el mismo había construido, facilitaba enormemente la descripción que estaba realizando sobre la exótica aeronave que había observado. En la cúpula superior a través de las ventanas se podía distinguir una iluminación de color blanco tenue, pero "Luis" no pudo apreciar detalles del interior. La cúpula era de color gris claro y estaba coronada por tres pequeñas antenas. Desde la panza de esta cúpula, se proyectaban aproximadamente desde el centro, tres haces de luz blancos “de aspecto sólido”, que pasando por el interior del aro inferior tocaba el suelo posiblemente se trataba del sistema de aterrizaje de la nave.

La parte inferior del objeto era un grueso aro de color gris oscuro que poseía varias "toberas" en forma de semianillo unidas a él, que expulsaban una especie de gas blanquecino que entraban y salían de estas "toberas". Detrás de este aro había tres "tubos de escapes" en forma de trompeta que despedían "llamas".

El OVNI podría tener una altura global de unos seis metros aproximadamente y un ancho de 4 metros. Tras veinte minutos de observación, en el cuales nuestro testigo pudo observar la nave desde diferentes puntos del monte, el aro comenzó a elevarse hasta casi unirse a la base de la cúpula. Separando ambos existía ahora un brillante "cordón" luminoso. “Seguidamente -nos relata "Luis"- los tres haces de luces comenzaron a retraerse y el objeto empezó a tomar altura, giró 3 ó 4 veces sobre su propio eje y tras elevarse un poco más, desapareció velozmente”. Nuestro testigo destaca que en ningún momento de la observación se oyeron ruido alguno proveniente del objeto. "Luis" concluye su relato afirmando que "aquella nave no podía pertenecer a ningún ejército de nuestro planeta, de eso estoy seguro..."

Se da la circunstancia, que en el año 1968, posible fecha del avistamiento de "Luis", en Sierra Luna, (serranía próxima al Cobre) aparecieron los cadáveres de varios animales extrañamente mutilados y sin una sola gota de sangre en el cuerpo. Nunca se encontró explicación a estas misteriosas muertes, que afectaron por igual a terneras, ovejas y cabras...

Uno de los primeros avistamientos OVNIs nos lo facilita Gómez Serrano que fue testigo de excepción en el año 1973 del paso de una formación de “platillos volantes” sobre el Cobre y Sierra Luna. Serian las 4:15 de la mañana del 12 de marzo cuando nuestro colega nos narra los siguiente; “Vi cuatro objetos en forma de discos que circulaban en formación y en sentido perpendicular o vertical, distanciados unos de otros unos 300 mt, blancos amarillentos muy brillantes, con halos de luces rojo-naranjas fijas y azules intermitentes, dejando una estela blanca que desapareció al instante”. El 9 de marzo de 1978 un policía armada, su esposa y varios amigos, observaron sobre Botafuegos (El Cobre), el vuelo de una bola de fuego de color amarillo-anaranjada de unos 3 metros de diámetro y que giraba sobre sí misma. Se informó que un mes más tarde, y a la misma hora se volvió a ver el mismo "objeto". El 24 de diciembre de 1980, varios vecinos residentes en la barriada de El Cobre y varios policías municipales, observaron sobre el quemadero de basuras, un OVNI suspendido en el aire totalmente inmóvil, por un espacio aproximado de unos 40 minutos. Posteriormente el objeto salió disparado en dirección a Málaga. Tras su marcha, el OVNI dejó una estela de humo en el aire de color "amarillo-oro viejo", parecida a la que dejan los reactores. Esta "curiosa" estela de humo tardó unos 20 minutos en disiparse. En los primeros años de la década de los 80, más concretamente en los años 80, 81 y 82, la zona de Botafuegos, en el Cobre, fue escenario reiteradas veces de la aparición de extraños objetos circulares luminosos, ante la mirada atónita de cuantos se congregaban en el lugar para verlos. Atraídos como hemos dicho, por la increíble constancia con la que se manifestaban los OVNIs en la zona día tras día.

Más recientemente en el tiempo, encontramos varios casos de apariciones de esferas rojas. El último de estos sucesos ocurrió el 30 de junio de 1997 cuando dos testigos observaron unas extrañas luces sobre Botafuegos (de nuevo) alrededor de la 1 de la madrugada. Las luces en cuestión eran 2 esferas rojas brillantes, que se hallaban una encima de la otra con una inclinación aproximada de unos 45 grados. La mayor de ellas, que según apreciaciones del testigo podría ser como tres veces una estrella normal, se encontraba a la derecha de la pequeña que era como una estrella. El color de las esferas era muy intenso, y a los testigos les pareció apreciar que estaban unidas por un finísimo halo rojizo. En todo momento las luces estuvieron estáticas sobre los picos de los montes, pero cuando intentaron apreciarlas mejor desde la carretera, las esferas desaparecieron del firmamento. Un incidente muy similar a éste, ocurrió tres años atrás en el tiempo, a escasos metros (al norte) de Botafuegos sobre el Monte de la Torre. Sobre las 23:00 del 30 de abril de 1994, Manuel vio sobre el citado monte dos luces rojas bastante brillantes, una de ellas la que mas destello daba, era tres veces o cuatro mayor que Venus. Las dos luces permanecieron estáticas durante 20 o 25 minutos, hasta que la menor que se encontraba debajo a unos 45 grados, subió lentamente y se unió a la mayor, aumentado ésta su tamaño. A los pocos minutos fue desvaneciendo su luminosidad progresivamente hasta que se desvaneció.

Uno de los primeros sucesos acontecidos en El Cobre, nos remonta al 16 de octubre de 1959, cuando Antonio Manzano, antiguo piloto militar, se encontraba de caza en los montes colindantes. Era de madrugada, cuando pudo observar un objeto en forma de "dos platos soperos uno encima de otro, con una especie de pequeña cúpula en la parte superior". "Junto a este artefacto -detalla Antonio Manzano- había un ser que yo calculo mediría más de dos metros y que permanecía inmóvil, dándome la espalda... Me llamó la atención su traje. Parecía de vidrio o platino... Al cabo de uno o dos segundos aquel ser -de formas humanas- se dirigió hacia al objeto, desapareciendo por debajo del mismo. Lo que más me sorprendió es que yo no podía mover un solo dedo. Me había quedado paralizado, con la linterna en la mano... Aquella situación duraría entre tres y cuatro minutos. El tiempo que empleó el OVNI en elevarse y desaparecer de mi vista". "Eran las tres de la madrugada -continua con su relato Antonio Manzano. Recordaré toda mi vida la hora, porque el reloj -un Longines- ya no volvió a funcionar mas, se había parado a las tres. Cuando me acerque donde este aparato había estado posado, la hierba parecía mustia, como si la hubiera trillado un caballo durante horas. Y un detalle que no se me paso por alto, yo estaba acostumbrado a oír los ladridos de los perros de los cortijos cercanos de la zona. Bueno pues en aquel momento, allí había un impresionante silencio, no se escuchaba nada, todo estaba como yo me sentí "paralizado".

Aterrizaje OVNI cerca del Campo de Tiro

Otro encuentro cercano con OVNIs, aunque en ésta oportunidad no hubo visión de humanoides, lo encontramos entre los años 1982- 1983 (el testigo no recuerda con exactitud la fecha del incidente). La importancia del caso, de ahí su inclusión, es que ocurriera en plena oleada OVNI en Botafuegos. José María M. de 30 años, había escuchado hablar de un avistamiento OVNI que se había producido el día anterior en la zona del vertedero del Cobre.

Dicho percance fue comentado por muchas personas en su barriada. Llegada la noche consiguió convencer a regañadientes a un amigo suyo para acudir a la zona del suceso, esperanzado en poder ver “algo”. Esta persona era Francisco L., Psicólogo cincuentón que se animó rápidamente a la intrépida "excursión". A última hora se unieron tres jóvenes más que fueron con ellos en el Seat 850 especial, propiedad de José María. Aquella noche hacía según el testigo "un tiempo de perros", ya que la lluvia caía intensamente y el cielo estaba completamente cerrado. En su viejo auto anduvieron por unos maltrechos carriles que dan acceso, entre otros lugares a un campo de tiro de propiedad militar y a un riachuelo.

Tras un dificultoso y sinuoso trayecto, al dar una curva cerrada, se toparon con lo que a primera vista le pareció a José María un rayo de la tormenta entre la vegetación. Al momento se dieron cuenta de que realmente, el reflejo lo había producido un extraño objeto que se hallaba "posado" delante de los árboles.

La forma del supuesto OVNI era semejante a una media cúpula, la cual presentaba un ligero achatamiento en su parte superior. José María nos comentó que el objeto tenía la forma de un gajo de naranja. Siempre desde el interior del vehículo, los sorprendidos testigos, observaron que el OVNI poseía en toda su periferia (cerca del extremo externo) pequeños puntos de luz separados entre sí no mucha distancia. Todas las luces del semicírculo eran de color verdes, exceptuando en la base que eran rojas. El testigo puntualizó que las luces no eran focos que alumbraran externamente, sino que más bien eran puntos de luz sin destellos ni intermitencias.

Calculó que la distancia entre el coche y el objeto no superarían los 200 metros. Aunque no pudo especificar el color del objeto ni si éste, se encontraba sobre el suelo o a poca distancia de él. Nuestro testigo notó una fuerte sensación negativa que según él provenía del OVNI. Por ello, no estuvieron más de un minuto frente al objeto y se alejaron inmediatamente de la zona.

Ya lejos del lugar del "aterrizaje" se pararon para fumar unos pitillos y así poder relajarse, mientras pensaban que podrían ver si la "nave" despegaba del lugar. Después de dos horas de espera, uno de los jóvenes juró ver al OVNI elevarse, pero sus compañeros solo pudieron ver una luz moviéndose por el firmamento.

Otro fue el asombroso incidente del amigo Rafael Tobajas acontecido el 11 de febrero de 1980, cómo no, en plena oleada OVNI en la zona.

Nuestro testigo se había desplazado aquella noche a Botafuegos en compañía de su mujer y tres jóvenes para observar las evoluciones de un OVNI luminoso que merodeaba el lugar desde hacía ya varios días. Lo que Rafael Tobajas no podía imaginar en esos momentos, es que iba a ser objeto de una espectacular persecución por parte de dos enormes seres. Pero vayamos por parte.

Tras llegar a Botafuegos, los 5 testigos observan como un objeto luminoso blanco-anaranjado se desplaza por el negro firmamento elevándose entre los montes cercanos. Minutos más tarde, este objeto comienza a dividirse en varias partes, primero en dos y posteriormente en tres, para momentos después, volver a unirse en un solo punto luminoso, mientras realizaban giros y piruetas.

Nuestros testigos estuvieron un buen rato contemplando estupefactos aquel espectáculo celeste. Hasta que de pronto, observan con la ayuda de unos prismáticos, como la luces descienden imitando la caída de hoja, y se percatan en ese momento, que delante de las mismas surgen dos extraños humanoides de más tres mt de altura de tonalidad grisácea.

Mientras las luces bajan por la ladera, ven que los seres corren dando grandes zancadas sorteando hábilmente los obstáculos que se encontraban en el camino. Los movimientos de los seres eran muy pausados y los testigos aseguran que parecía como si los realizaran a cámara lenta. Los humanoides corrían a pocos metros de los OVNIs (por delante), y cuando estos dirigían su luminosidad hacia los testigos, estos dejaban de apreciar a los seres. Según Rafael Tobajas, los humanoides se detuvieron al lado de un pequeño riachuelo y parecían estar ocupados en algo, pues continuamente se agachaban y se reincorporaban.

Cuando reiniciaron su carrera lo hicieron hacia la posición de los testigos, éstos naturalmente, ante tal maniobra, emprendieron una frenética huida en coche. Los extraños seres persiguieron al vehículo del amigo Tobajas durante varios minutos, hasta que, para alivio de los amedrentados testigos, desaparecieron en la oscuridad de la noche. Añadir que los OVNIs, o sea las esferas de luz, se mantuvieron en todo momento tras los enormes humanoides. Un año después de estos increíbles hechos, un testigo que se encontraba guardando una finca en el Cobre huyó despavorido ante unos seres idénticos que emergieron en mitad de la noche.

Un extraordinario incidente

Tampoco podemos olvidar que a escasos kilómetros del Cobre, el 12 de Marzo de 1981 tuvo lugar la conocida experiencia de Juan González. El testigo dirigiéndose con su vehículo por la nacional 340, vio a un lado de la carretera, un "llamativo" objeto resplandeciente, en forma de cúpula (de unos 12 metros de diámetro) con 5 ventanas circulares en su parte delantera. Una vez estacionado el vehículo, el intrépido Juan Santos anduvo en dirección al extraño artefacto para intentar identificarlo. Sin embargo, a pocos metros del objeto, comprobó que aquello era realmente extraño. El OVNI se encontraba estacionado en un claro del campo, por detrás de los "eucaliptos" que hay en los bordes de la carretera, y se hallaba sustentado por tres patas telescópicas y una escalerilla en su parte central.

"En el costado izquierdo -comentó Juan González al veterano ufólogo Andrés Gómez Serrano -se observaba un escudo o emblema de color rojo fuerte y brillante, aunque no puedo acordarme que podía, representar". A través de las ventanillas, nuestro testigo se percató de la existencia de varios seres en el interior de la nave, "sólo podía verles del pecho para arriba ya que las ventanillas tapaban el resto del cuerpo, por lo que no pude verles las piernas. Sobre la cabeza les veía yo que llevaban un casco ajustado a la misma, parecido al que usan los submarinistas, y lo más curioso de todo ello, era que por la parte de la cara tenían como un cristal transparente pero amoldado al rostro y destacando los rasgos de estos (...) Intenté saltar la tapia de piedras y alambres de espinos allí existente que, como usted sabe, sirven para separar las lindes y parcelaciones del campo, cuando de pronto de una de las antenas laterales de esta máquina salió una "yampá" de luz (se refiere a luz coherente en forma de flash) que me hizo detenerme en contra de mi voluntad. Intenté repetir la operación y de la otra antena salió otra "yampá" de luz que me hizo llorar, lagrimeándome mucho los ojos, y ver lucecitas de colores por todas partes además de producirme un fuerte dolor en la parte central de mi frente.

Pero lo más extraño -continúa Juan- era que no podía moverme para ningún sitio (se repite de nuevo la paralización), aunque los brazos yo los movía. De manera que me quedé quieto porque me parecía que los sujetos que yo veía dentro de aquella máquina no querían que me acercara". Tras unos 15 ó 20 minutos de observación el objeto se elevó y desapareció rápidamente en completo silencio. Juan González añadió que "durante el tiempo que estuve junto a la empalizada que divide las parcelas de terreno en este campo, y que pudo ser de unos veinte minutos en total, no escuche ningún ruido. Ni del artefacto aquel, ni de los coches circulando por la carretera general 340. A pesar de tener la carretera a unos treinta metros, no escuche ningún ruido pero tampoco vi pasar coche alguno, ni para Algeciras, ni para Tarifa. Aquello sí que era extraño. El silencio que yo notaba era impresionante. No se movían ni las ramas de los árboles ni las hojas tampoco". Este dato hay que tenerlo muy en cuenta, ya que la carretera general Cádiz- Algeciras es de las más transitadas de la comarca. Y Juan González, con el que tuve la oportunidad de dialogar en su propia casa, me confirmó reiteradas veces que no vio pasar ni un "alma"... ¿raro?, pero no imposible...